Durante mis primeros meses en Buenos Aires comencé a experimentar nuevas sensaciones, emociones, ideas, que no sabía cómo expresar más allá de ir sacando conclusiones sobre esta hermosa ciudad y lo que la hace especial para mí, y cómo me he ido adaptando y reconociendo en ella. Pensé que la mejor manera de plasmar estas emociones era a través de autorretratos, pintándome en diferentes situaciones con distintas técnicas y formatos; ahí entendí que el autorretrato no se trata de vanidad sino de autoconocimiento, dejé de ver las selfies como mera vanidad y comencé a verlo como un ejercicio de percepción y memoria, así que decidí hacer un primer autorretrato (segundo en realidad, el primero fue el que hice en Guadalajara con mis huellas dactilares). Partí con la técnica de entrelazado, donde una imagen representaría a mi Yo Fotógrafo y la otra a mi Yo Pintor. Hasta el momento llevo cuatro autorretratos de esta nueva serie.­­