La selección de una buena fotografía a pintar es el primer paso; en este caso, elegí una donde la luz favoreciera a una buena composición junto al círculo donde apliqué la hoja de plata. Disfruté mucho la colocación de las capas de acuarela pero, nuevamente, la aplicación de la hoja de plata volvió a llevarse el momento más entretenido del proceso, resultando hasta terapéutico. En esta ocasión, a diferencia del primer retrato (Charlize) decidí para el cabello solamente pintarlo con manchas, sin entrar a detalle y el resultado me terminó gustando más. El nombre “Picoi” fue en honor a mi primo “Picos” a quien le gustó mucho esta pieza.